photo by Nova Rock
Me ha llamado mucha la atención el cambio de política de TICKETMASTER. En el mes de Marzo y según nos explica ´Digital Music News´, habían hecho una actualización ´en secreto´ de cómo devolver el importe de las entradas compradas para sus eventos. Aquellos que fueran pospuestos no implicarían la devolución del dinero y se incitaba directamente a entrar en una web de reventa.
Ante la polémica suscitada por esa actualización, hizo un comunicado público aclarando que ante la avalancha de conciertos cancelados o re-programados, simplemente necesitaba tiempo explicando que los promotores de eventos aun no habían podido poner nuevas fechas a los conciertos debido a los obstáculos establecidos por los gobiernos locales.
Es una decisión que no solo va a afectar a lo musical, sino a una gran parte de la industria en general
Que un gigante como TicketMaster haga este tipo de manifestaciones da una idea del tamaño del problema. En mi opinión, ahora se presenta una disyuntiva para el público; ¿retirar o apoyar? Coger la pasta con el riesgo de provocar concursos de acreedores y quiebras o aguantar y tener la fe de que la tortilla dará la vuelta y en un periodo de tiempo razonable se puedan disfrutar de los servicios contratados.
Es una decisión que no solo va a afectar a lo musical, sino a una gran parte de la industria en general. En mi caso, trabajo en otro sector que se va a enfrentar a la misma encrucijada. Por ello entiendo que no es fácil de decidir, y menos en las actuales circunstancias donde el dinero que entra en una casa se ha visto reducido en la mayor parte de la sociedad. ¿pulgar arriba o pulgar abajo?
Está claro que seremos objeto de múltiples camañas publicitarias para condiciones nuestras decisiones de consumo. Cientos de spots de televisión nos hablarán de comprar productos locales, de hacer turismo en las playas de Tenerife o en las montañas de Sierra Nevada.
Viviremos una reconstrucción en la que seremos decisivos como consumidores. Y es ahí donde tenemos que acertar, porque el futuro mundo donde vivirán nuestros hijos está en juego. Aunque quizá esta sea una visión romántica del asunto,y al final, sean lo algoritmos los que tomen por nosotros las decisiones, y seamos manipulados sin ser del todo conscientes de nuestras apuestas. La guerra por nuestros datos personales ya empezó hace mucho tiempo.
La guerra por nuestros datos personales ya empezó hace mucho tiempo
Para concluir, y ante la falta de información por parte de los organizadores en relación a la celebración o no de sus respectivos espectáculos, esta semana se escribió desde un medio generalista que la petición del sector a los ministros de Cultura y Hacienda fue el dar un margen de varios meses para la devolución de boletos. Blanco y en botella.
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