Charlamos con Iago Santás sobre el proyecto Semente de Berrar. Como se describe en sus redes sociales, ´Un proxecto de documental no que se reflexará parte da contracultura en Galiza, vinculada ao ruído ou á melodía, á ironía ou ao ir de fronte, o amor ou ao odio.´.
–Lo primero de todo, ¿por qué surge el proyecto?.
Mira, la idea surge de la propia necesidad. Pensábamos que no existía una trabajo así. Personalmente tuve un par de intentos de hacer un libro. Siempre estuve vinculado al mundillo de los fanzines y de la edición alternativa de discos de Punk. Pero un trabajo así más serio, como es el hablar de la historia musical de Galiza en los últimos cuarenta años, pues decir que simplemente no lo sabía hacer. Sin más.
Y luego fueron coincidencias. Tuve una época que, sobre todo en el confinamiento, vi muchos documentales y me dije a mí mismo que era posible plasmar en formato audiovisual las ideas que en un principio quería llevar al papel.
Nace así. Es algo personal.
–Entiendo que hay mucho material que es difícil de recolectar. ¿Cuál es el proceso para conseguirlo?.
Yo personalmente sí que tenía ya contenido propio. Soy bastante melómano en ese aspecto. Tenía ya una colección de fanzines y de discos considerable. No al nivel de Jorge de Ilegales con las guitarras, pero casi.
Sí que con el acceso a internet, esto se hace más fácil. Ya hay material subido. Por eso comentar que el guion no está hecho y es algo en lo que tenemos que trabajar aún. La edición y el montaje está por valorar. Me interesa las fuentes directas. La intención es no hacer un documental demasiado academicista. Preferimos que sean historias contadas.
Por ponerte un ejemplo si yo le puedo a preguntar a Billy de Killer Barbies como fue un concierto en Japón y él me lo puede contar, pues no voy a poner una foto de la crónica.
-Es decir vais tirar más por las entrevistas.
Sí. El formato que queremos es el de primera persona. Aunque luego también incluyamos apoyos.
-¿Tenéis miedo de dejar alguna ´micro-escena´ sin tocar?
Sí, claro. Reconozco que ninguno de los tres que formamos el equipo tenemos experiencia en lo audiovisual. No hicimos nada en relación a ello. Las protagonistas que están asignadas son completamente diferentes. Pertenecen a escenas distintas. Seguro que algo se nos queda. Al final, también queremos que sea un producto atractivo y no tres horas de chapa.
Lo lógico, si fuéramos un país normal, es que el trabajo ya estuviera hecho por gente que se dedica a esto. Claro, meter en hora y media los cuarenta años de Punk, oi, Hardcore, Crust y otras músicas, es muy complicado. Habría que hacer tres documentales.
-Veo que tenéis esa parte ´Do It Yourself´, pero al mismo tiempo percibo que tenéis mucho apoyo. Lleváis relativamente poco tiempo y ya tenéis casi conseguido el objetivo de crowfunding con una aportación económica importante.
Estamos muy contentos. Llevamos muchos años en la escena y la gente ya nos conoce. También comentar que percibimos que había muchas ganas de que esto se llevase a cabo.
Xulio hizo un trabajo de la ostia con el merch. También ayuda mucho. Todo suma en ese aspecto.
No se llevaban bandas punk a los pueblos, porque se pensaba como vamos a llevar a estos con estas pintas. Creo que esa es la gran obra de Fraga. Y no la AP-9.
–Veo que la figura de Fraga está presente. ¿Crees que importante en la contra-cultura musical gallega?
Sí. Por supuesto que sí. Fraga leyó mucho a Gramsci y sabía que la hegemonía cultural era fundamental para tener controlado el país. Entonces, Fraga no se rodea de los tecnócratas con los que tuvo que convivir en el tardo-franquismo y lo que hace en Galiza es acaparar todo el movimiento cultural que podía ser peligroso. Y con éxito. Entonces es muy complicado tejer una estructura alternativa. Y no hablo de tocar en una verbena. Piensa que todo el tejido asociativo rural fue conquistado. Puedes ver en Euskadi en las fiestas de pueblo tocar a La Polla Records o a Kortatu. En Galicia eso no ocurrió porque la hegemonía cultural estaba en el partido popular.
En mi opinión, aunque había una creatividad envidiable, estaba reducida al ámbito propio, a veces marginal. Incluso comercializado como algo exótico.
–Sin embargo, Xabarín Club fue algo interesante.
Sin duda. Xabarín Club y Rock Bravú fueron dos excepciones. Todo argumento tiene una excepción. De todas formas, un ejemplo claro es que el poso que dejó Fraga en la RTVGA es evidente. Hoy en día es muy difícil que exista otro Xabarín Club. Al final, en esas élites no se puede controlar todo al ciento por ciento. Pero actúan para tener el control.
-¿Crees que ahora no puede haber un nuevo Xabarín Club?
Actualmente se están recogiendo firmas para que se vuelva a emitir. Está organizada por ´Mesa pola Normalización Lingüística´. Buscamos que haya un canal con más presencia del idioma en la TV. Pero no se da.
Solo por acotar, no sé si había más manipulación con Fraga o con Feijoó, pero sí que sé que los viernes negros en la RTVGA llevan ya dos años. No pinta nada bien. No sebe ser cómodo trabajar allí.
-¿Pero crees que Fraga despertó que hubiera movimientos contra-culturales?
No lo sé. Ese principio de acción-reacción no lo tengo claro. Cuanto peor mejor que es muy de Lenin. Pues no sé. Creo que más bien fue que el movimiento Punk fue global. Se dio en muchas partes del mundo. Y cada lugar tuvo su contexto. Aquí nos tocó lidiar con Fraga. Simplemente considero que su figura fue muy importante porque algo que fue de masas en muchos lugares, aquí no lo fue porque controló muy bien el rural de Ourense y de Lugo. No se llevaban bandas punk a los pueblos, porque se pensaba como vamos a llevar a estos con estas pintas. Creo que esa es la gran obra de Fraga. Y no la AP-9.
-¿Cuál crees que es la parte de la historia musical galega que está menos valorada?
Es fastidiada. Hubo muchas cosas a resaltar. Piensa que lo que se vivió en A Coruña de los dos miles con todo el Crust de Ekkaia, Madam Germen y toda la escena Crust, fue impactante. Tuvieron repercusión internacional.
-Sin embargo, yo siempre cuento la anécdota de que cuando Madame Germain tocó en Vivieiro, fuimos cuatro. Y yo fui porque tengo un amigo de A Coruña que me animó a ir. Es decir, tengo la impresión de que el Crust tuvo más fuerza en países europeos que en la propia Galicia.
Sí. Eso pasaba, claro. En muchas ocasiones. Ruín Boys son una banda skinhead muy potente. Tocaba en Europa y aquí no tenía a penas fuerza. Pero en relación al movimiento Crust, una cosa que hicieron muy bien esas formaciones, fue situar a A Coruña en una escena que tradicionalmente era conocida por sueca o americana. Tiene mucho mérito.
-Sí, eso es cierto. Pero a veces tengo la impresión de que no teníamos vasos comunicantes en la propia Galicia. Te quiero preguntar, ¿era conocido lo que se hacía en Galicia en referencia al género Hardcore?.
El hardcore tuvo mucha presencia en Vigo también. Pero sí, era conocido por muchos que en Viveiro se estaban haciendo cosas. El Resu está ahí. Pero sé que también había cosas previas. Hablaremos de ello en el documental.
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