GREEN DAY nos ha dado el concierto que los nacidos en los ochenta pedíamos a gritos. Un show directo y sin su habitual parafernalia.
Previa: En mi opinión hay dos Green Day’s bastante diferenciados. Por una parte está la banda antes de ‘American Idiot’ y por otra, la post. A los primeros pudieron verlos en vivo una generación nacida en los setenta en aquellas sus primeras excursiones a la península. Esa quinta pudo observar su crecimiento año a año hasta la explosión del ‘Dookie‘ .
El ‘Dookie’ sí, ese álbum que reúne elementos del Punk pero que tiene la melosidad comercial por bandera. Esa mezcla y el contexto hicieron historia. Y de eso ha yan pasado veinticinco años.
La segunda época que diferencio es la del ‘American Idiot’; un disco notable, pero que trajo consigo un tipo de show donde el espectáculo se basaba en confettis, parones entre canciones y los ‘eo eo’ de Billie Joe cada dos por tres. Vamos, que se perdió la esencia.
La segunda época que diferencio es la del ‘American Idiot’
Crónica: así pues, en la Sala La Riviera de Madrid nos juntamos unos cuantos para ver de cerca a los californianos, en un evento inesperado y sorprendente a partes iguales. Allí, sobre el escenario, los tres de siempre más un cuarto que ya no esconde en una esquina (y me alegro de ello). Los muchachos con su apariencia juvenil y unos pelos que ya quisieran para sí muchos veinteañeros en sus cabezas.
Y con el sonido típico de la sala madrileña (dependiendo de donde te ubiques, cambia el cuento), se percibió a una formación compacta, disfrutona y con la voz mejor que otras veces (¿tecnología?).
El set-list fue un cañón. Y es que tener un trabajo tan redondo con hits como ‘When I come Around‘, ‘Basket Case‘ o ‘Welcome To Paradise‘ está al alcance de pocos. Y lo saben.
Pero para mí, lo mejor es que leyeron bien el partido. Supieron empatizar con los asistentes, dando un directo sin fuegos de artificio. Pura música tocada casi sin descanso. El bolo que nos merecíamos aquellos que los seguimos desde hace dos décadas y que teníamos que conformarnos con verlos a cien metros a través de una pantalla gigante y escuchando sus bromas tontas.
Conclusión: si es una estrategia de marketing o no, no lo sé. Lo que si creo es que el público disfrutó de lo lindo y a los Green Day se les vio cómodos en este formato. Incluso cuándo se despeinaron tocando piezas más recientes, se vivió una comunión total (justo al revés sin embargo de ‘I was There’, a la que recurrieron para dar todavía si cabe un toque más melancólico a la noche y que no fue bien recibida ).
Me saco una espina clavada. A ver si alguien más se anima a hacer este tipo de shows. No estaría mal.
Violets : tercera vez en pocos meses que presencio su música en vivo y quizá, la presión de tocar ante una mayor audiencia les hizo estar más cautas a la hora de exponer su agresividad. Sin embargo, cumplieron a la perfección y demostraron que son las Dover de nuestro tiempo, pero con más actitud Punk.
NOTA: 9/10
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