Este ha sido el primer verano sin Resurrection Fest desde hace más de quince años. Y quizá, sea el momento de poner el acento en su importancia para toda la comarca de A Mariña. En tiempos de crisis sanitarias, de convulsión en Alcoa y de un inevitable apocalipsis económico, se hace más necesario que nunca apostar por lo que te da valor y te genera un efecto diferencial.
La ciudad de Barcelona sufrió un antes y un después con las Olimpiadas. Como se suele decir, los juegos la puso en el mapa. A partir de ahí, se creó una nueva fuente de ingresos con el turismo, que, aunque no del todo bien gestionado por las autoridades políticas, ha creado numerosos puestos de trabajo y ha conseguido pagar el pan de muchas familias catalanas. Ahora, muchas de estas personas están en situación de desempleo esperando a que ´los guiris´ lleguen al aeropuerto de El Prat y que la rueda vuelva a girar.
En el caso de Viveiro, sus Juegos Olímpicos particulares son el Resu. Un evento humilde en sus comienzos que ha ido creciendo con el paso del tiempo hasta ser considerado uno de los grandes festivales de todo el continente europeo. Ya he ensalzado la labor de sus organizadores en estas páginas, que, con sus aciertos y errores, han logrado crear una audiencia fiel que llena el pueblo cada mes de Julio y que luego presume de lo bien que es tratado por los vecinos de Celeiro, Covas, Magazos,…
A mí, personalmente, me enorgullece cuando me preguntan de donde soy, y directamente me asocian al festival celebrado en el campo de Lavandeiras. Sentimiento de pertenencia, se llama. Ahora bien, aunque mi familia se ve indirectamente favorecida por el incremento en las ventas de fruta, no tengo ningún interés económico en su celebración. No alquilo un piso en esas fechas, no tengo campos en Area, ni soy dueño de un hotel ni de un bar. Tampoco de un supermercado y no poseo licencia de taxi,… pero sé que si no hay Resu en Viveiro, la pérdida será un golpe en el mentón para todos.
han logrado crear una audiencia fiel que llena el pueblo cada mes de Julio
Te puede gustar poco su música, te puede molestar el ruido si vives cerca del recinto, ´las pintas´de los asistentes no ser de tu agrado … es entendible. Pero lo que no se podría comprender es tener a la joya de la corona y que la dejes escapar. Tenemos que estar atentos. Tras un año muy difícil para la cultura, nadie se libra de los números rojos. Ni siquiera una promotora como Bring The Noise. No es tiempo de mirar a otro lado. Es el de ayudar a que los que apostaban por la ciudad del Landro, lo sigan haciendo. No nos arrepintamos en el futuro de lo que pudo haber sido. El Resu es de Viveiro . Y depende de nosotros el que no se vaya.
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