resurrection fest parkway drive

Artículo de opinión sobre el éxito de la banda australiana de Byron Bay y sus consecuencias.


U Po King, el malvado villano que se reía de todo mal ajeno en la ciudad birmana de Kyauktada, es uno de los personajes más actuales del novelista George Orwell. Simboliza como nadie uno de los pecados capitales; la envidia.
Hoy en día, sobresalir es sinónimo de crearse enemigos. Destacar es siempre visto como un problema. Y en la música, como en twitter, los haters y trolls abundan en cantidad.
Las frases ´se han vendido´ y ´sus primeros tres discos eran auténticos´ son más viejas que el tebeo. Y aunque, en algunas ocasiones son puro veneno escupido para hacer daño, hay que reconocer que otras muchas son la pura realidad.

Los australianos ahora son del mundo. Son un espejo para muchos jóvenes. Son el Nuevo Metal.


Así que tras varios años de clandestinidad, de ser vistos en garitos pequeños, de no vender camisetas, los australianos Parkway Drive se presentaban en sociedad en el escenario principal del Resurrection Fest.
La última vez que los había presenciado, hace dos años, completaran un aforo de tres cuartos en la sala Razzmatazz de Barcelona. Allí, aunque ya con algún truco de producción, se mostraron cercanos, sin artilugios ni parafernalias. Y suspiré de alivio de ver que el Hype era contenido.




Por ello, cuándo en una de las pantallas del Resu, pude observar a un Winston enfundando un abrigo de pieles, bajo la luz de las antorchas, me quedé un tanto conmocionado. Pero ya, cuando unas violinistas hicieron acto de presencia, me froté los ojos para comprobar que era verdad lo que estaba presenciando.

Además, las coincidencias hicieron que casi a la misma hora, Terror, descargaran su energía en la carpa cubierta del recinto. Y entonces, al comprobar que no eran muchos los que allí se congregaban, una pregunta me rondó la cabeza ¿cuál es el precio a pagar para conseguir la fama?

La última vez que los había presenciado, hace dos años, completaran un aforo de tres cuartos en la sala Razzmatazz de Barcelona


Con los días, pude encajar el golpe. Realmente, los Parkway Drive que vi, quizá son los que necesita ahora mismo la industria. Unos muchachos surferos que se desmarcan del concepto Rock Star en sí mismo, pero que luchan por serlo con la máxima ambición. La idea romántica de que una banda es tuya, debe ser ultrajada. Incluso, esas canciones que en mi cabeza sonaron descafeinadas en directo, a lo mejor sonaron igual tiempo atrás. Puede que mi imaginario quiera hacerme ver una realidad diferente para hacerme sentir mejor…¿será una sensación similar a la que viviré cuándo mi hijo se emancipe del hogar? ¿la misma que en un fan del Ride The Lightining tuvo al escuchar el Black Album?

Los australianos ahora son del mundo. Son un espejo para muchos jóvenes. Son el Nuevo Metal. Bienvenidos. Necesarios en momentos en que los dinosaurios se extinguen a marchas forzadas. Y es que, no eres tú Parkway Drive, soy yo.


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